La buena lluvia en el Parque Nacional Etosha hizo crecer la hierba. Y donde crece la hierba, también crecen los rebaños de animales. Las cebras, los ñus, las gacelas, los impalas y las jirafas dan a luz a muchos más jóvenes este año que en los años secos. En todos los puntos de agua nos encontramos con grandes manadas de animales con sus crías. Es un espectáculo único ver con qué cuidado los animales se acercan al pozo de agua. A veces, una jirafa tarda un cuarto de hora en doblar las rodillas para poder beber agua. (¡El cuello largo no es una ventaja en este caso!)

 Sin embargo, a medida que crecen las manadas de animales, también lo hace el número de sus perseguidores. En este caso, el de los leones. ¡También tienen descendencia! Y quiere que le den de comer. Ya atravesamos Etosha sin encontrarnos con un solo león. Pero esta vez conocimos dos magníficos reyes de los animales el mismo día …

PS. Gabi conoció a ocho leones el mismo día y Sonja y su familia incluso conocieron a doce. Seguro que estarán felices con la amplia gama de antílopes …